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[EFP] El funcionario Perplejo

Felicitación 2022 2023

Estimadas y estimados compañeros.
Quería felicitaros por el año que termina y muy especialmente por el trepidante cuatrimestre final, lleno de sobresaltos, sorpresas, varapalos, desbandadas, clamorosas ausencias y también, por qué no reconocerlo, de algún que otro acierto (sobre todo fruto del buen hacer del PAS) que no se si son suficientes para compensar tanta inquietud e incertidumbre, porque como sabéis las cosas buenas siempre saben a poco. Especialmente reseñable es que hayamos podido dar clases.
Debemos de felicitarnos (permitidme que me incluya), porque que hayamos conseguido sobrevivir al cuatrimestre, con una dirección que ni está ni se la espera (al menos en la facultad), con parálisis permanente de las comisiones reglamentarias, con el departamento mayoritario intervenido, con una memorable y largamente esperada auditoría de ANECA y con una remolona, obligatoria y única Junta de Facultad haciendo aguas por doquier. Sin duda el simple hecho de subsistir, lo podemos considerar un gran éxito colectivo o incluso casi me atrevería a decir que un milagro. En este sentido, vistas las últimas intervenciones, es evidente que cada cual tiene muy claro que parte de responsabilidad, ya sea grande o chica, tiene en el mismo.
Han sido cuatro meses gloriosos en los que hemos estado en boca de todos, del Rectorado, del Consejo de Gobierno, de los sindicatos, del servicio de prevención de riesgos … incluso hemos traspasado nuestras fronteras y hemos transitado hasta los tribunales de justicia con el incierto, aunque ecuánime, final que dicha travesía entraña. Con estas credenciales parece ineludible preguntarse hasta donde podemos llegar… ojalá que sea hasta el infinito y más allá. Es grato comprobar cómo siendo tan pocas personas como somos, seamos capaces de desplegar tal suerte de actividad, en tantos frentes y en tan poco tiempo; queda claro, nuevamente, que tenemos un potencial para la gestión impresionante.
También quería transmitiros los mejores deseos para el año que está a punto de comenzar. Creo que es un sentimiento compartido por una gran mayoría de nuestro colectivo, el deseo de que los dirigentes cumplan con los atractivos programas electorales que los llevaron a ser elegidos por mayorías muy cualificadas. Que ejerzan con transparencia su labor gestora, que rindan cuentas, que sean dialogantes y no impositivos, que no manipulen por intereses espurios, que no mientan o que no falten a la verdad, que cumplan con su palabra y con sus compromisos, que no utilicen sus cargos académicos para favorecer tanto sus ambiciones políticas como sus rendimientos personales, que lean concienzudamente el código ético del que hicieron su bandera y se lo aplique a sí mismos y no lo esgriman para arrojarlo contra los demás o contra el adversario, que cuando flaqueen por incompetencia o mediocridad se la reconozcan y pidan ayuda, que asuman su responsabilidad y no culpen siempre a otros de sus propias carencias.
Asumo que con el transcurrir del tiempo algunos de estos buenos deseos compartidos se irán diluyendo, olvidando y finalmente desapareciendo o simplemente convirtiéndose en inabordables hasta la llegada del nuevo año y la renovación de los buenos deseos o de la renovación de votos. Todo dentro de lo normal, excepto si es generalizado y si va acompañado de incapacidad y falta de volición. Es entonces cuando añoraremos que muestren un último y quizá único destello de dignidad y que se vayan.
Para terminar, como veréis no hay ni una sola palabra sobre calidad, docencia, innovación, investigación, currículo o transferencia. Ni tampoco ni una sola palabra relacionada con los estudiantes… todas ellas son serias y exceden con creces el contenido de este escrito y las dejaremos para que tintinen en nuestros oídos con los nuevos votos que están por llegar.
 
[PBD. Profesor BullDog. Vaya EFP, como se nota que estamos en Navidad y todo son buenos deseos . Yo solo salvaría los dos últimos párrafos en los que empiezas a mostrar tu mejor cara y a poner negro sobre blanco lo que nos espera….]
Francisco de Goya. Capricho 59. Y aun no se van!